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NUESTRA PARTICIPACION AL LLAMADO A ESTA GRAN COMISIÓN
Muchos entienden Hechos 1:8 como parte de la Gran Comisión así: "Pero recibiréis poder cuando el Hijo del Hombre haya resucitado: "pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra". La Gran Comisión se hace posible por el poder del Espíritu Santo. Debemos ser testigos de Cristo, cumpliendo la Gran Comisión en nuestras ciudades (Jerusalén), en nuestros estados y países (Judea y Samaria), y en cualquier otro lugar al que Dios nos envíe (hasta los confines de la tierra).
En todo el libro de los Hechos, vemos cómo los apóstoles empezaron a cumplir la Gran Comisión, tal como se describe en Hechos 1:8. En primer lugar, evangelizan Jerusalén
(Hechos 1 - 7); después, el Espíritu extiende la Iglesia por Judea y Samaria (Hechos 8 - 12); por último, el Evangelio llega hasta "los confines de la tierra" (Hechos 13 - 28). Hoy, seguimos siendo embajadores de Cristo y "en nombre de Cristo os rogamos: ¡Reconciliaos con Dios!"
2 Corintios 5:20, (LBLA).
Hemos recibido un don precioso: "la fe que ha sido una vez dada a los santos" (Judas 1:3). Las palabras de Jesús en la Gran Comisión revelan el corazón de Dios, quien desea que "todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad" (1 Timoteo 2:4). La Gran Comisión nos impulsa a compartir las Buenas Nuevas hasta que todos las oigan. Al igual que los siervos de la parábola de Jesús, debemos ocuparnos de los asuntos del reino, haciendo discípulos de todas las naciones: "Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo" (Lucas 19:13).
La primera participación en la gran comisión es vivir como discípulos de Jesús, testigos de Yahshua su nombre en hebreo. Dios podrá trabajar a través de nosotros para traer transformación. Las tres cosas siguientes nos ayudarán a ser participantes activos en la misión de Dios.
1- Crecer como Discípulos- Testigos
2- Construir relaciones en nuestras familias, escuelas, trabajos, iglesia, comunidades
3- Descubrir nuestros dones y llamados y practicarlos aportando en todas las áreas de necesidad.
CRECER COMO DISCÍPULOS
(Ver Juan 14:5-14) Jesús llamó a un grupo de discípulos para vivir con Él y aprender de Él mientras Él desempeñaba este ministerio. Él quería que ellos fueran como Él en carácter y en valores, así como en las cosas que ellos decían y hacían. Todos somos parte del cuerpo de Cristo. No podemos pasar tiempo con Jesús físicamente, pero podemos orar, adorar y leer la Biblia. De esta manera aprendemos cómo es Jesús y nos volvemos más como Él. Nuestro tiempo con Dios y estar llenos del Espíritu, nos llevan naturalmente a la acción porque el amor de Dios nos llena con su amor para los demás. El Espíritu Santo nos ayuda a ver cómo servir a la gente en cualquier situación y trabaja a través de nosotros para traer la transformación de Dios a todas las áreas de las vidas de las personas.
DESCUBRIR NUESTROS PROPOSITO, DONES Y LLAMADOS
Actitud consecuente del creyente
Romanos 12:1-8 (LBLA)
1 Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional. 2 Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto.
Nuestros deberes cristianos
3 Porque en virtud de la gracia que me ha sido dada, digo a cada uno de vosotros que no piense más alto de sí que lo que debe pensar, sino que piense con buen juicio, según la medida de fe que Dios ha distribuido a cada uno. 4 Pues así como en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, 5 así nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo en Cristo e individualmente miembros los unos de los otros. 6 Pero teniendo dones que difieren, según la gracia que nos ha sido dada, usémoslos: si el de profecía, úsese en proporción a la fe;
7 si el de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; 8 el que exhorta, en la exhortación; el que da, con liberalidad; el que dirige, con diligencia; el que muestra misericordia, con alegría.
Leer : Gálatas 2:6-10 (LBLA)
A la iglesia se le encargó continuar la misión de Dios. Cada uno en la iglesia es llamado a ser parte de la misión de Dios y se le asignan diferentes habilidades y oportunidades para poder cumplir con su parte. Discernimos esto a medida que crecemos como discípulos. Como lo describe la referencia anterior en Romanos y como el Apóstol San Pablo y Pedro en el pasaje de Gálatas, todos estamos preparados para hacer cosas diferentes —para compartir el evangelio con diferentes personas en diferentes maneras—. Se nos recuerda hacerlas en unidad y con amor, con compasión con respeto y honra, sin que nadie piense que su parte es más importante que la de los demás.